Fuente: “
Alimentos medicina milagrosa”
El apio tiene una larga y prestigiosa historia de uso, primero como
medicina y luego como un alimento. La mención inicial de las propiedades
medicinales de las hojas de apio se remonta al siglo IX A.C, cuando el apio
hizo una aparición en la Odisea, la obra del poeta griego Homero.
El Apio ya resulta mencionado por griegos y egipcios que utilizaban
esta planta para adornar los sepulcros.
Tal vez fue el hambre que azotó la Edad Media la que hizo que perdiera
esta función ornamental y pasara a ser definitivamente una planta alimenticia.
Los árabes la apreciaban por sus cualidades medicinales y no sin razón ya que
es un gran tónico nervioso que contribuye a la remineralización del organismo
A partir de la Edad Media el uso del apio pasó de ser medicinal a
incorporarlo a la cocina.
Lo podemos tomar cocinado en sopas o guisos, también en ensalada y en jugo.
USO MEDICINAL
El apio es de gran importancia porque goza de propiedades diuréticas,
estimulantes, expectorantes, tónicas, aperitivas, carminativas, febrífugas,
antipalúdicas, emenagogas, etc., y además es de mucho valor por su riqueza en
vitaminas y sales minerales.
Es un poderoso alcalino que neutraliza los ácidos del organismo,
algunos de los valiosos elementos orgánicos que se encuentran en el apio son:
sodio, potasio, hierro, magnesio, calcio, cloro, azufre, silicio, fósforo y aun
cobre.
De todos los alimentos comunes, el apio ocupa el lugar más alto en
contenido de sodio, pues éste disuelve las toxinas del cuerpo, ayuda a formar
las secreciones de la boca, la vesícula biliar y el páncreas.
Un déficit de sodio en la sangre, dificulta la absorción de suficiente
oxígeno para quemar el carbono de los alimentos, y esto conduce a la diabetes.
El sodio ayuda a formar la bilis, también la mantiene liquida, y por
esto es ayudado el hígado perezoso. Por medio del sistema linfático filtra las
sustancias venenosas fuera de la corriente sanguínea, y por esta razón ha sido
llamado “el más grande neutralizador de productos de desecho”, que conoce la
ciencia.
Además de la vitamina B, el apio es rico en la vitamina A que protege
contra las enfermedades de los ojos; de la vitamina C que previene el
escorbuto, y regular en la vitamina G que defiende de la pelagra.
El apio es esencialmente diurético y ha sido encomiado por algunos
científicos contra el reumatismo y la gota, y para ello puede usarse en caldo o
sopas.
El apio comido crudo en ensaladas, o cocido junto con otros alimentos,
constituye un alimento vigorizador y fortificante de los nervios, en los casos
de debilidad.
Cortado y macerado el apio en agua fría, constituye una buena bebida
depurativa y aperitiva, para los artríticos, tomada entre las comidas.
Para hacer disminuir la secreción láctea en las mujeres, se
suministrara como remedio infusión de apio, la cantidad de 200 gramos por litro
de agua, en la dosis de una taza pequeña cada 3 horas. También se puede usar
con este mismo propósito la raíz, haciendo una infusión con 30 o 40 gramos por
litro de agua.